Anteriormente habíamos hablado acerca de los criterios técnicos que hay que tomar en consideración para trasladar un árbol, como la especie, el clima, la condición física y el sitio. Sin embargo, con el fin de llevar a cabo un trabajo exitoso, tenemos que ser rigurosos y organizados. Requerimos de una herramienta de planificación que contemple cada unos de los pasos a seguir para minimizar el riesgo de muerte de un individuo; para ello configuraremos un protocolo de traslado de árboles.
Ante todo las medidas de seguridad
Previo diagnóstico del individuo a reubicar, comenzaremos evaluando el sitio de trabajo, identificando posibles peligros e interferencias que puedan dar complejidad a la operación. Aspectos como la proximidad a una vía de alto tránsito peatonal o vehicular, la presencia de cableado eléctrico aéreo, presencia de tuberías en el suelo, etc.
Determinar el nivel de riesgo del proceso es de alta prioridad para evitar exponer a los trabajadores ante un eventual accidente, así como también ocasionar daños materiales a terceros. Para estos casos, es importante realizar un Análisis de Trabajo Seguro (ATS) y darlo a conocer a los operarios.
Evaluación y medición del individuo arbóreo
Una vez realizado la evaluación del sitio y los potenciales riesgos que podemos encontrar, procedemos a identificar la especie que trasladaremos con el fin de aplicar tratamientos previos. Asimismo realizaremos algunas mediciones importantes como el diámetro a la altura de pecho, la altura total y el ancho de copa, los cuales nos ayudarán a planificar el tipo de servicio a brindar.
Con dichas dimensiones, tomaremos en cuenta las distancias y proyecciones necesarias para reducir al mínimo los riegos durante la ejecución del traslado.
La poda aérea
Es uno de los primeros tratamientos que se aplica a un individuo arbóreo previo a su traslado. Dependiendo del caso, con la poda conseguiremos reducir significativamente el tamaño de la copa lo que facilita la operación final. En algunas ocasiones, solo bastará realizar una poda de limpieza de ramas secas y en otras se requerirá podar más severamente. En artículos posteriores hablaremos más a fondo sobre la poda y sus tipos según la necesidad.
La poda de raíces
También conocida como anillado, se realiza cavando una zanja alrededor de la base del tronco del árbol. La distancia para realizar la poda radicular va a depender principalmente del tamaño del individuo y del sitio donde se encuentre. A continuación se muestra una tabla con algunas distancias referenciales a tomar en cuenta para no dañar las raíces de nuestro árbol.
| Diámetro del fuste a la altura de pecho | Distancia entre la base del fuste y la zanja de corte |
| hasta 10 cm | 50 cm |
| hasta 20 cm | 75 cm |
| mayores a 20 cm | 120 cm |

Este proceso es crítico para el árbol, por lo que se recomienda realizarlo progresivamente con un mínimo de dos intervenciones. Es decir, podemos realizar la poda del 50% de las raíces de un lado hoy y luego realizar el otro 50% un mes después.
Tras haber realizado la poda radicular, es importante siempre rellenar la zanja con algún material que retenga humedad, como por ejemplo el mulch orgánico, viruta o aserrín de madera. De esta forma garantizamos, que la humedad se mantenga en las raíces por más tiempo y el árbol no sufra de estrés hídrico.
Recordemos asimismo que tras cada corte que realizemos dejamos una ventana abierta para la entrada de patógenos, por lo que debemos tener en cuenta la aplicación semanal o quincenal de antifúngicos.
Apuntalamiento del individuo
Esta acción consiste en sostener firmemente al árbol mediante el uso de tutores o puntales de madera con el fin de evitar una eventual caída. Recordemos que al realizar la poda radicular hemos comprometido parte de la estabilidad del individuo y requerimos garantizar la mayor seguridad y reducir los riesgos de algún accidente o daño a la propiedad pública y/o privada.

Excavación para el trasplante
Como mínimo el día anterior a realizar el traslado del árbol se debe cavar el hoyo donde reubicará el individuo, con ello se reducirán los tiempos (y por ende los costos) durante las operaciones con el camión grúa. Las dimensiones del hoyo están sujetas al tamaño del cepellón formado durante la poda radicular, por lo que se recomienda portar una cinta métrica con el fin de tomar medidas del ancho y profundidad del mismo.

Señalización del área de trabajo
Este es un importante paso para brindar mayor seguridad al proceso de reubicación. Dependiendo del lugar del individuo a trasladar, debemos tener en cuenta que la zanja realizada y el árbol con raíces podadas representa un peligro para los transeúntes. Por ello debemos colocar cintas de peligro alrededor del área de trabajo, así como también letreros de advertencia.
Ahora bien, estos trabajos de realizarse en una vía pública concurrida, podrían ocasionar algún tipo de malestar o conflicto social por parte de algunas personas que habitan en las inmediaciones o cualquier otro ciudadano que demande explicaciones del por qué se retirará al árbol. Por esa razón, es muy recomendable instalar carteles informativos acerca del traslado, a dónde se reubicará y dar a conocer que se está siguiendo un adecuado protocolo para asegurar su sobrevivencia.

Preparación del cepellón
El mismo día que se realice la extracción del árbol, nos encargaremos de envolver muy bien el cepellón. Con esto evitaremos que este se desmorone exponiendo así las raíces podadas y ocasionando una pérdida de humedad que repercuta en estrés hídrico.
Uno de los materiales más utilizados para envolver el cepellón es la fibra del «yute» (Corchorus capsularis) del cual se obtiene la tela arpillera, muy útil como manta de cobertura y además biodegradable. Si queremos agregar un nivel adicional de protección e impermeabilidad, se recomienda realizar el enfardado del cepellón con film plástico.


Izaje y traslado propiamente dicho
Y llegó el día en el que por fin moveremos al árbol de su ubicación por lo que tendremos en cuenta algunos criterios para evitar dañarlo durante el izaje. Para esta actividad haremos uso de un camión grúa con brazo articulado, que son muy convenientes para la carga y transporte de árboles.
La capacidad de carga del brazo articulado va a depender del tamaño del individuo a extraer y del cepellón formado. Para el izaje, se harán uso de eslingas que también soportan un límite de carga que está en función del tamaño (y por lo tanto del peso) del árbol a levantar. Se recomienda el uso de tres eslingas como mínimo para asegurar un izaje con mímimo riesgo de lesión al individuo.
Durante el transcurso del izaje nos encontraremos con algunas interferencias, tales como: cableado aéreo, proximidad a edificios o casas, peatones, vehículos, postes, tuberías, etc. Dichas interferencias han tenido que ser previamente evaluadas en el Análisis de Trabajo Seguro (ATS) e incluidas en nuestro plan de riesgos.
Por ello es muy importante contar con un operador de grúa experimentado y minucioso apoyado de un rigger. El cual se encargará de ejecutar las maniobras necesarias y evaluará durante toda la actividad la capacidad de carga, el desplazamiento de la grúa, el recorrido e inclinación del brazo articulado, entre otras variables.

El trasplante
En esta etapa, con ayuda del brazo articulado en el camión grúa, procedemos a introducir cuidadosamente al árbol dentro del hoyo preparado con anterioridad. Aquí también aplicaremos abonos orgánicos, enraizantes y mulch para aumentar la porosidad del sustrato de trasplante. Es importante en este punto retirar esmeradamente el film plástico con el que envolvimos el cepellón.
El último paso consiste en cubrir el hoyo en su totalidad y realizar un riego profundo o «pesado», el cual deberá ejecutarse cada dos días por un espacio de un mes y medio hasta poder observar el prendimiento inicial del árbol en el nuevo sitio. Es aconsejable apuntalar el individuo hasta que las raíces vuelvan a crecer y se fijen en el terreno para darle estabilidad.

El traslado de árboles, como hemos podido notar en este artículo, se debe realizar de forma planificada y metódica. Siguiendo los pasos descritos podremos realizar un proceso seguro para el árbol, los operarios y las personas a nuestro alrededor.

